Historias con alma y lucha personal
Antonia Hernández lleva 5 años trabajando en el Centro Especial de Empleo Alares Social, y tiene discapacidad en diferentes partes de su cuerpo. Se encarga de la gestión de llamadas para buscar información para clientes.
Antes de su enfermedad, la seleccionaron en una conocida marca de juguetes porque desprendía alegría. Pero después, ya con un certificado del 60% de discapacidad, acudió a una entrevista donde, según Antonia, no la hicieron sentir cómoda. A pesar de ser totalmente válida para el puesto de trabajo, parecía que tenía que agradecer que la contrataran: “en las empresas que no conocían mi discapacidad, una vez se enteraban, el trato cambiaba por completo, pues asociaban mi discapacidad a bajas, exigencias… pero en mi vida solo he tenido dos bajas importantes”.
Tras esta experiencia no es de extrañar que sus comienzos en Alares estuvieran rodeados de inseguridades: “sentía desconcierto, porque no comprendía como sin conocerme, una empresa como esta apostaba por mí y me apoyaba… me hicieron sentir importante”. El primer proyecto que desempeñó Antonia fue un programa piloto en el que puso mucho empeño, y cuando finalizó, se dio cuenta de que había aprendido una serie de técnicas y habilidades que más tarde aplicaría a todos los proyectos de los que se ha encargado. Además, Antonia destaca de Alares la facilidad que da para pasar de una campaña a otra teniendo en cuenta la situación que vive en cada momento: “no podemos olvidar que tengo una discapacidad que me ha hecho pasar por varias recaídas, pero no han supuesto impedimento ni para mí, ni para Alares Social”.
Cinco años de constancia y superación
Antonia asegura que, debido a la situación que ha vivido y a su experiencia, ha adquirido una serie de valores como la constancia y la superación, que las empresas ordinarias no son capaces de ver, pues relacionan una discapacidad con productividad baja. En Alares Social se han ocupado de reforzar estas cualidades y de ayudar a Antonia a estar motivada. De hecho, lo que ella destaca de esta empresa es que le hace sentir útil y necesaria, y la define como “su terapia”.
Por todo esto, la trabajadora de Alares anima a las empresas a que sean capaces de ver que las personas con discapacidad siempre intentan dar la mejor versión de sí mismas, y si además de verlo son capaces de potenciarlo, los resultados positivos están asegurados.
Y a las personas con discapacidad, les pide que no vean la discapacidad como un hándicap: “los animo a que se acerquen a Alares Social, que aquí potencian capacidades de cada uno y verdaderamente nos hacen crecer como profesionales y como personas”.
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